Parece que no aprendemos. La “crisis
del ladrillo” no ha terminado y volvemos al mismo punto de partida. El círculo
se cierra. Alquileres por las nubes, ciudades mudándose a la periferia de la periferia,
grúas desengrasadas preparadas para una nueva época de trabajo intenso. Y entre
todo eso, las personas vamos perdiendo dignidad y calidad de vida.
Cuando hay una brecha, un hueco o
una fisura el capitalismo se afana a penetrar con sus garras para alcanzar
hasta el último espacio conquistable. Y no con sutileza, sino más bien con despreocupación.
Nos pasa por la cara y no podemos hacer nada, o muy poco.
Nos han subido el alquiler. Y que
podemos hacer? Cualquier acto de disidencia, de protesta o de lucha sabemos que
tendrá el mismo final. Nosotros fuera del piso y otros inquilinos (foráneos esporádicos
o conciudadanos con más dinero) ocuparan nuestro lugar.
Ahora se está montando un sindicato
de inquilinos. Espero que tenga fuerza, influencia y algo de sentido para parar
este holocausto de la vivienda.
Los que no tenemos nada tampoco
tendremos dónde ir. O dónde vivir. Porque nos echan, nos expulsan. Los pobres,
para el sistema solo servimos en función de nuestra productividad. Más allá de
eso no servimos para nada. Molestamos. Vale más un turista. Se gastará el triple
o más que tú en una semana, usará muy poco los servicios públicos, y luego ser
irá. Sin molestar, ni protestar, ni causar más inquietud que la suciedad que
pueda dejar por la urbe. Como mucho perderá una maleta y pondrá una reclamación.
En cambio, los que habitamos estas
ciudades, tenemos que ser desterrados. Dónde no haya turistas, dónde no seamos
una carga para la sociedad. Para dejar paso a los que hacen más ricos a los
ricos.
Lo alarmante es el silencio de las administraciones.
Están viendo como la población vuelve a agonizar por aquello que desató la
mayor crisis (política, económica, social) de la era postfranquista, y el mutismo
es su respuesta. No pasa nada. Los cruceros llegan llenos, los aeropuertos están
colapsados. No hay de qué preocuparse. El dinero corre por sus mesas, las
tiendas de grandes marcas facturan lo que deben, el IBEX 35 se mantiene, los hoteles no dan abasto. Todo
va bien.
Los que no tenemos nada, seguiremos sin tenerlo, pero
ahora alejados y despojados por la avaricia de un sistema que nunca tiene
suficiente. Me hace pensar que no hay fin, que todo lo luchado en estos años de crisis ha sido en vano. Los bancos rescatados con dinero público vuelven a funcionar, los "partidos del cambio", de la "nueva política" se han quedado en intento de serlo, y la diferencia de poder adquisitivo en nuestro país es más elevada que nunca. Eso es el ejemplo de que siempre ha ido todo bien. La crisis solo ha afectado a quien debía.
Los que no tenemos nada, buscamos un lugar para seguir sin tener nada.
Hasta hoy el dogma imperante era el neoliberal que al quedarse sin el contrapoder comunista, se volvió absoluto. Parece que no hubiese vida fuera de la rectitud de las cifras que someten a las personas. Trabajar cada vez más por menos, producir, gastar, pagar... Fuera de esa lógica todo es secundario, irrelevante...Superfluo. ¿Hasta dónde ha avanzado el neoliberalismo? Ni fábricas ni máquinas: la auténtica apoteosis del capitalismo fue hacer dinero con dinero: su estadio radical es la burbuja pura... ...hasta que estalla y vuelta a empezar. Por el camino van surgiendo crisis que se interpretaron como molestas interrupciones de esa lógica cíclica: los seres humanos estorban. Los refugiados, por ejemplo... ¡Qué engorro! Aquí estábamos produciendo lógicamente y de pronto hay niños que se ahogan y molestan. Hay quien los culpabilíza de su desgracia. Ahí debería haber estado la izquierda como contrapoder que humaniza esa lógica de dinero y mercados sin personas pero no pudimos contar con ella porque son lo mismo. El único antídoto residía en el mismo pueblo pero el sistema capitalista crea necesidades materiales a una población que no encuentra los medios de satisfacerlas volviéndose de esta forma su esclava. Si después de esta crisis tan bestia el pueblo no reaccionó como consumidor, (a diferencia de las antiguas y fracasadas revoluciones, la oferta-demanda fue la única fuerza que tuvo el pueblo en sus manos para forzar un cambio real), no quedan esperanzas de que pueda volver a hacerlo. Y menos ahora con lo que viene.
ResponEliminaEl capitalismo lleva camino de desaparecer, (un estudio de cincuenta años que elabora una visión global de la evolución de la economía demuestra que los países desarrollados se están apartando de lo que hasta ahora se llamaba capitalismo), porque el factor de producción efectivo ya no es el capital, sino el conocimiento y las clases en la sociedad poscapitalista ya no serán proletarios y burgueses, sino trabajadores del conocimiento y trabajadores de los servicios. Como pueblo llano pillaremos más ostias que nunca ya que la diferencia será todavía más grande, hasta hacerse abismal, hasta no tener oportunidades de dejar de ser esclavos.
Muy buena reflexión! ! Es increible a donde estamos llegando.
ResponEliminaSalud
Gracias Maria! un abrazo para todos!
EliminaGracias por hacer tangibles/leíbles mis ideas.
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