Francisco Ferrer y Guardia. Alella (Barcelona) 1 de enero de 1859, fusilado en Barcelona el 13 de octubre de 1909
Indagando en la historia
pedagógica de nuestro país, y más concretamente de la ciudad de Barcelona, la
figura de Ferrer i Guardia nos envuelve en una tormenta de realidad política y
social que se asemeja demasiado a la actualidad. Repasando su obra, donde expone
los fundamentos teóricos de su proyecto, no he podido evitar ir haciendo una
comparativa contextual con la situación del mundo educativo en el siglo XXI.
Ferrer i Guardia rompió con el
dogmatismo cristiano, derrocó la educación moral y represora de finales del
siglo XIX y principios del XX. Se enfrentó al poder, a la iglesia, al sistema
político y social ofreciendo una educación emancipadora, que proponía
racionalidad, y apostaba por la ciencia como paradigma. En la España de su
época, la iglesia dominaba por completo el mundo educativo. Utilizaban las
aulas como instrumento para generalizar el miedo a la vida, promovían falsas
creencias basadas en moralidades inexistentes para modificar el comportamiento
de los alumnos. El rompió con esa metodología. Al igual que otros personajes,
como Galileo Galilei, tuvo que enfrentarse al poder eclesiástico. Se presentó
en sociedad anunciando las barbaridades que promulgaba la iglesia en sus obras
pedagógicas i ofrecía liberar al ser
humano a través de la educación.

Con esto quería concebir una
semejanza entre la situación que vivió Ferrer y Guardia y todos los proyectos
alternativos a la educación actual, en especial a los que fomentan la educación
libre. Evidentemente ahora no fusilarían a nadie en el Castell de Montjuïc,
pero sí que se intenta poner todas las trabas posibles a una educación que
rompe con el paradigma establecido.
Creo que es importante
recordar la figura de tan ilustre pedagogo, que perdió su vida y su libertad
por los ideales y por la educación que defendía. Llegó a crear miedo a todos
aquellos que temen a los cambios, y por esa razón lo persiguieron hasta
quitarle la vida.
Se podrían escribir páginas y páginas
sobre las ideas de Ferrer y guardia, como la negativa de hacer exámenes, mezclar
niños y niñas (en esa época era algo impensable), pero he pensado que sería
importante dejar a cada uno que elija su interés por esta persona, e indague
quien quiera en su obra. De esta manera he decidido poner en este homenaje
fragmentos de su obra que creo que son de lo más relevante. ¡Viva la escuela
moderna!
Pero si al hombre, en la primera mitad de la vida, se le
alecciona con fábulas, con errores de toda especie, con lo opuesto a la
orientación de la ciencia ¿qué cabe esperar de su porvenir? Cuando de niño
evolucione en adulto será un obstáculo al progreso.
Lo diré bien claro: los oprimidos, los expoliados, los
explotados han de ser rebeldes, porque han de recabar sus derechos hasta lograr
su completa y perfecta participación en el patrimonio universal.
Todo el programa escolar, que es el mismo para todas las
regiones de Francia, por ejemplo es ridículo. A las nueve de la mañana sabe el
ministro de Institución Púbica que todos los niños leen, escriben o calculan,
pero ¿tienen todos los niños y también los profesores el mismo deseo a la misma
hora? ¿Por qué no dejar al profesor la iniciativa de hacer lo que le parezca,
ya que ha de conocer sus alumnos mejor que el señor ministro o cualquier
burócrata, y debe tener la libertad necesaria para arreglar la instrucción a
sus gusto y al de sus discípulos? La misma ración para todos los estómagos, la
misma ración para todas las inteligencias; los mismos estudios, los mismos
trabajos.