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dilluns, 31 de juliol del 2023

Nascut als anys 80


La generació que vam néixer a principis dels 80 encara no ens han designat un nom. Vam aparèixer al món durant els primers anys de la democràcia després de la dictadura, en plena ebullició del punk, la reivindicació i “el rock radical basc”. Un moment on la joventut vivia el desengany de les promeses estèrils de la transició. Una època marcada per l’heroïna, el terrorisme, la sida i el final d’algunes dictadures llatinoamericanes.

Molts de nosaltres, en l’adolescència, empesos per aquell corrent combatiu (i també decadent) dels anys 80, ens vam sumar a la inèrcia d’aquells ideals. No vam poder ser als grans concerts com l’ ”Azken guda dantza” de Kortatu i els grups mítics els vam atrapar en les últimes èpoques o en posteriors reagrupaments. Però per sort, encara vam viure un moment de bastant ebullició musical i política alternativa. En l’àmbit de l’organització política recordo el moviment alternatiu i els Centres Socials Okupats, els casals independentistes, el moviment anarquista, etc. En l’àmbit musical penso en els concerts de grups estrangers i nacionals,  concerts i kafetes solidàries, manifestacions, etc...

Però la invasió de la música electrònica (en general) en els ambients combatius, va suposar un perjudici sobre les lluites compartides. Perquè la festa es va convertir únicament festa, sense missatge ni rerefons. Paral·lelament sempre hi ha hagut estils menys confrontadors com el pop. Però la dicotomia entre els diferents estils musicals ve de lluny. Recordo com els de la Banda Trapera del Rio criticaven la “nova cançó”, perquè representava la burgesia catalana, quelcom allunyat de la seva realitat perifèrica de la misèria i el fang.  

Així, els festivals de música no han estat aliens a la realitat política i cultural, sinó ben bé el contrari, en tant que s’han adaptat i ballat al so de la música que sona. Perquè no oblidem que la majoria estan pensats per obtenir beneficis. I ara, després de 40 anys els ideals han canviat. Algunes lluites ja no hi són, d’altres han mutat i d’altres han aparegut de noves. És normal.

De totes maneres, crec que amb aquesta evolució, sembla que ara la joventut té dues opcions: la música pop dels anuncis d’Estrella Damm o bé la música electrònica i sintètica (trap, reggaetton, drill, techno, etc). No ens cal fer mala sang, aquell esperit del 77 que cantaven els  Decibelios ja ha passat. I potser només ens toca acceptar que el canvi d’etapa ja ha succeït i que tot és símptoma del pas inequívoc del temps. Ens fem grans.


dijous, 6 de juliol del 2023

Cartografía urgente del oficio de educar

 

Profesionales que todo lo apuntan, todo lo registran, todo lo anotan. La mirada está puesta en las pantallas y en los papeles, dejando huérfana la conexión con el otro. Esto también provoca la negación del espacio para la improvisación. Se funciona y se organiza la vida a modo de horario escolar: ahora una cosa, luego otra y finalmente lo evaluamos. No hay espacio para estar con el otro, ni para estar contigo. Cada hora en una institución está milimétricamente pensada y concretada. Es la forma práctica de actuar, porque si paramos, tendremos que sentir y cambiará la forma de pensar. Y si sentimos, en nuestra profesión puede ser que aparezcan malestares y frustraciones. Porque sabemos que en el mundo social hay cosas que nos incomodan, hay contradicciones, hay discriminaciones, hay vulneraciones y a veces estar con el otro significa replantearse todo esto y dejarlo sentir.

Por eso los protocolos, las guías, las normas, los horarios, las pautas y las evaluaciones tienen su parte importante, pero no pueden eclipsar todo el territorio socioeducativo. Porque entonces jamás sentiremos, solo pensaremos. Y pensar sin sentir, es vivir la vida a medias. Es hallarse en el mundo de la educación social desde la carencia y la privación de una parte importante de nuestra labor: la alteridad. No somos sin el otro, ya lo dijo Nelson Mandela con el “Ubuntu”. Yo soy porque el otro existe. Recordemos que sin esa otrariedad nuestra profesión no existiría. Y parece que hemos olvidado este tributo necesario hacia quien nos brinda la posibilidad de ejercer nuestro oficio. 

También creo que nos hemos embutido en la precariedad y en la dejadez. Hemos naturalizado un sistema circular de perversión, donde las entidades y las administraciones que atienden a lxs excluidxs, tienen parte de responsabilidad de las situaciones que atienden. Y se atienden desde la precariedad y en muchos casos desde la dejadez. Por eso siempre ocurre la misma dinámica una y otra vez. Profesionales sobrecargados que no se pueden dejarse sentir, porque colapsarían y no podrían sostenerlo, y entidades y administraciones que buscan saldar sus cuentas para sobrevivir en un ámbito necesariamente deficitario.

Parece que la educación social está encallada en la salida de una carrera de obstáculos. Y no se pueden saltar las vallas sin antes empezar a correr, aunque tengamos la sensación que hace años que corremos y saltamos. Pero no arrancamos, no surgimos del puesto inicial porque hay algo que nos frena. Quizás la susceptibilidad a perder un trabajo (precario), quizás la mala consciencia de dejar de hacer nuestro trabajo, quizás los miedos personales… no lo sé. Pero tengo claro que hasta que no se valore nuestro oficio, como algo absolutamente ineludible para sostener a la comunidad, seguirnos esperando a ver si alguien nos da un empujón y podemos empezar a circular.


dijous, 30 de març del 2023

Entrevista a la intel·ligència artificial sobre educació social

En un moment on sembla que la intel·ligència artificial (IA) està arribant a límits perillosos, un grup de científics experts han demanat parar 6 mesos l'evolució d'aquesta tecnologia perquè hi ha massa incògnites que poden posar en perill la societat tal com la coneixem. 

Davant d'aquesta notícia, i per curiositat, he volgut fer una entrevista a una aplicació d'IA sobre l'estat actual de l'educació social. 

Les coses que contesta són impressionats sobretot pel grau de coneixement d'aquest àmbit i per la validesa del que nombra: 




Que es la educación social? 

La educación social es una forma de educación no formal que se enfoca principalmente en el desarrollo de habilidades sociales y emocionales. Su objetivo es fomentar el aprendizaje y la formación de valores, actitudes y habilidades para que las personas puedan participar activamente en la sociedad y en la toma de decisiones en su propio desarrollo y bienestar social. Los profesionales de la educación social utilizan metodologías participativas y activas para trabajar con una amplia variedad de grupos sociales, como jóvenes en riesgo de exclusión social, personas mayores, personas con discapacidades, familias y comunidades.

 

Crees que hay precariedad en el sector social? Por qué?

 La precariedad en el sector social puede deberse a varias razones, entre ellas:

 

1. Escaso reconocimiento económico: Los trabajadores sociales, educadores sociales y otros profesionales del sector social, a menudo tienen salarios bajos en comparación con otros sectores. Esto puede dificultar la retención de profesionales con experiencia y reducir la calidad de los servicios.

 

2. Falta de inversión y recortes en la financiación: Los presupuestos dedicados a programas y servicios sociales a menudo no son suficientes y sufren recortes presupuestarios. Esto implica una reducción de los recursos disponibles para los trabajadores sociales y otros profesionales, lo que dificulta su trabajo y reduce la calidad de los servicios.

 

3. Naturaleza temporal y subvencionada de los contratos: Muchos profesionales del sector social trabajan con contratos temporales y subvenciones. Esto a menudo significa incertidumbre laboral y una mayor presión para cumplir con plazos y objetivos.

 

4. Carga emocional: Los trabajadores sociales y otros profesionales del sector social pueden sufrir una gran carga emocional al trabajar con personas vulnerables en situaciones difíciles. Esto puede contribuir al estrés y al agotamiento, lo que puede disminuir la calidad de su trabajo. 

 

En resumen, la precariedad en el sector social puede ser el resultado de una combinación de factores económicos, estructurales y emocionales. Es necesario invertir en el sector social y valorar el trabajo de los profesionales del sector para mejorar la calidad de los servicios y las condiciones de trabajo.

 

Por qué no se ponen soluciones?

Hay varias razones por las que la precariedad en el sector social no siempre se aborda adecuadamente:

 

1. Falta de recursos económicos: Muchas veces, los recursos dedicados a este sector no son suficientes para cubrir las necesidades de las personas que lo necesitan y para ofrecer unas condiciones adecuadas a los profesionales que trabajan en él.

 

2. Falta de reconocimiento social: El trabajo en el sector social no siempre es valorado o reconocido socialmente como es debido, lo que repercute en la poca inversión en este ámbito.

 

3. Falta de voluntad política: A veces, los políticos y los responsables de los presupuestos no ven la educación social y el trabajo social como una prioridad y, por lo tanto, no asignan suficientes recursos para solucionar la problemática existente.

 

4. Complejidad de los problemas y de las soluciones: Los problemas sociales a menudo tienen múltiples causas y solucionarlos no es una tarea fácil ni rápida. Además, las soluciones pueden requerir cambios profundos y a largo plazo que pueden ser complicados de implementar y mantener.

 

En definitiva, la solución a la precariedad en el sector social requerirá una inversión sostenida, una valoración social adecuada y una voluntad política clara para hacer los cambios necesarios.

 

 Entonces crees que la voluntad política es de perpetuar la pobreza?

 No necesariamente se trata de una voluntad política de perpetuar la pobreza. Sin embargo, es posible que los políticos y los responsables de los presupuestos no vean la educación social y el trabajo social como una prioridad y, por lo tanto, no asignen suficientes recursos para solucionar la problemática existente. También pueden existir presiones para recortar el presupuesto en diversos ámbitos, y el sector social es uno de los más afectados por estas medidas.

 En cualquier caso, es importante reconocer que la pobreza y la precariedad en el sector social son problemas complejos que no pueden resolverse con soluciones simples y rápidas. Para solucionarlos, se requiere una inversión sostenida y comprometida, una valoración adecuada del trabajo en el sector social y una voluntad política clara para hacer los cambios necesarios.

 

 

Quizás al sistema ya la va bien esta situación no?

No creo que podamos afirmar que el sistema se beneficie de la precariedad en el sector social. La falta de recursos y de inversión en el sector social puede generar problemáticas sociales como la exclusión social, la desigualdad y la pobreza, lo que a largo plazo puede tener consecuencias negativas para la sociedad en su conjunto.

Es cierto que la precariedad en el sector social puede generar un ahorro económico a corto plazo, pero a largo plazo las consecuencias pueden ser negativas, tanto para el bienestar social como para el desarrollo económico y humano.

Por lo tanto, es importante tomar en cuenta estas consecuencias a largo plazo y buscar soluciones sostenibles y comprometidas para mejorar las condiciones económicas y laborales en el sector social, y así promover el bienestar social y económico.

 

Si la educación social entre otros aspectos atiende la pobreza, se puede hacer si los profesionales también son pobres?

 

Es difícil que los profesionales del sector social puedan atender la pobreza y la exclusión social si ellos mismos no tienen las condiciones económicas y laborales adecuadas para realizar su trabajo de manera efectiva. Los profesionales del sector social necesitan estar bien formados y contar con recursos y herramientas adecuadas para poder trabajar de manera efectiva con las personas que necesitan sus servicios.

Si los trabajadores sociales, educadores sociales y otros profesionales del sector social están mal remunerados y tienen condiciones laborales precarias, es probable que tengan menos recursos para hacer frente a los retos que enfrentan en su trabajo, lo que podría afectar la calidad de los servicios que prestan.

Por lo tanto, es importante invertir en el sector social y en los profesionales que trabajan en él, proporcionándoles las condiciones adecuadas para que puedan realizar su trabajo de manera efectiva y con calidad. Esto permitirá que se les brinde una atención más adecuada a las personas que lo necesitan y que se puedan hacer avances significativos en la lucha contra la pobreza y la exclusión social.

 

Entonces, quién saca beneficio de esta situación?

 

No es adecuado pensar que alguien saca directamente beneficios de la precariedad en el sector social. La falta de inversión y la precariedad laboral en este sector tienen consecuencias negativas para la sociedad en su conjunto. 

Sin embargo, es cierto que algunos actores pueden tener intereses en mantener las condiciones precarias en el sector social. Por ejemplo, las empresas que prestan servicios en este ámbito pueden tener interés en mantener los costes bajos y ocultar situaciones de precariedad laboral para poder competir en el mercado.

También es posible que algunas administraciones públicas, en su afán por reducir los gastos, reduzcan los presupuestos destinados a servicios sociales y educativos, lo que puede llevar a situaciones de precariedad para los trabajadores del sector social.

En cualquier caso, es importante reconocer que la precariedad laboral y la falta de inversión en el sector social tienen consecuencias negativas para la sociedad en su conjunto, y es necesario trabajar para mejorar las condiciones de trabajo y de vida de los profesionales del sector y de las personas que reciben sus servicios.

 

Para finalizar, que podemos hacer las educadoras sociales para mejorar nuestra situación laboral?

 

Creo que hay varias cosas que pueden hacer las educadoras sociales para mejorar su situación laboral:

 

1. Fortalecer las redes profesionales: Crear y fortalecer redes de contactos profesionales puede ser muy beneficioso para encontrar nuevas oportunidades laborales, intercambiar conocimientos y experiencias, y obtener apoyo y mentoría.

2. Formación continua: La formación continua es clave para mantenerse actualizado/a y relevante en el mercado laboral. Si las educadoras sociales se mantienen al día en las últimas tendencias y prácticas en su campo, tendrán mayores oportunidades para destacar y atraer a posibles empleadores.

3. Empoderamiento: Las educadoras sociales deben empoderarse a sí mismas y a los demás en su campo. Esto significa buscar oportunidades para liderar y tomar decisiones, y hacer un trabajo tangible para mejorar la situación y la percepción de su rol.

4. Diversificación: La diversificación de habilidades y experiencia puede ser beneficioso en caso de una eventualidad en el campo laboral específico. La educadora social puede desempeñarse en otras actividades o complementar su trabajo actual con otras actividades.

5. Conocimiento del mercado laboral: Las educadoras sociales deben llevar a cabo una investigación en torno a las ofertas de empleo en su ámbito, conocer los requisitos para los procesos de selección y mantenerse informados sobre las últimas tendencias y cambios en el campo de trabajo. 


dimarts, 12 de juliol del 2022

Educació social i la marea de la diversitat

 

Si fem una mirada al passat més breu i ens situem 50 anys enrere, veiem com la diferència (sexual, de gènere, cultural, religiosa, familiar, física, mental, etc.) estava embotida en una caixa de discriminacions, tractaments, violències, institucionalitzacions, tancaments forçats i repressió. La normalitat era imposada a la força i qualsevol escletxa que ho pogués qüestionar era tapada ràpidament amb tota la maquinària sistèmica i estructural.

Amb el pas dels anys, les comportes d’aquesta caixa s’han obert i està sortint a poc a poc la massa liquida que hi ha dins provocant un efecte tsunami que a vegades pot aclaparar. Sembla que la marea de la diversitat s’escola per camps secs i àrids que es resisteixen a acceptar aquest regal. 

De cop hi volta, sorgeix l’orgull boig i la diversitat funcional, que ens situen el patiment psíquic i la corporeïtat en un pla social i polític externalitzant la problemàtica del subjecte. La idealització de la família endogàmica heterosexual s’esmicola i ens diuen que poden haver-hi múltiples formes de ser una família. El feminisme ens ensenya que el gènere és una construcció social i que les identitats sexuals i la sexualitat són un oceà infinit de possibilitats. I que tot això ha deixat de ser patològic, i per tant tractable, per passar a formar part de la diversitat humana.

Això per molta gent és un trasbals, perquè l’estructura anterior els donava seguretat. Saber que soc del grup predominant m’ajuda a assenyalar els que s’ubiquen a la subalternitat i en conseqüència em facilita saber qui soc jo. Si ara hem d’acceptar que no hi ha estructures fixes i inamovibles i que podem fluctuar d’uns espais a uns altres, caldrà fer molta pedagogia. Aquí les educadores socials hi tenim molt a dir.

Des de la nostra professió podem explicar que la diversitat mai serà un problema, tot el contrari, sempre serà riquesa. També som qui entenem a les persones que se senten incòmodes i eclipsades per tanta nomenclatura nova. Els podem contar que segurament estem en un moment que cal anomenar totes les diversitats, precisament perquè venim d’uns temps que eren innombrables. Que no pateixin, que quan tothom trobi el seu lloc de seguretat i respecte continuarem vivint igual, però amb la llibertat de poder ser el que vulguem sense pors a ser violentades. Podem fer pedagogia que el món ha de ser un espai habitable per tothom i no només pel que fa a recursos. Que les identitats, persones i cossos diversos han existit sempre i ara se’ls permet tenir uns espais mínims de visibilitat i això fa que es descobreixin en l’esfera pública. Però que res canviarà en negatiu, si no que acceptant i integrant-les farem més lleuger el viatge de la vida a moltes persones.

Que la diversitat, situada davant nostre ens fa de mirall, oferint-nos preguntes que ben segur, ens acosten a la part més sensible i vulnerable. Per això des de l’educació social farem una defensa acarnissada de la diferència, perquè ens ajudarà a ser persones més conscients i centrades i en conseqüència a tenir un món més amable.  

dilluns, 21 de març del 2022

Incloure i integrar, és només un encarament dialèctic?

 

En el camp socioeducatiu, igual que en tots els àmbits, tenim una semàntica específica que singularitza les nostres professions. Utilitzem un llenguatge que ens proporciona coneixements concrets i que a la vegada construeix i emmarca la nostra realitat. Per això és important entendre que si volem analitzar les pràctiques, el llenguatge també ha de ser revisat.

En la majoria d’encàrrecs que rebem, observem que els termes inclusió i integrar formen part de la terminologia més usada. Ho veiem en els objectius dels projectes, en els principis rectors de les entitats, en els decàlegs de les professions, etc. Crec que són conceptes que tenen molt pes en aquest entrellat institucional i valdria la pena parar i repensar-los bé.

La paraula "inclusió" ve del llatí includere i significa "acció i efecte de posar alguna cosa dins". Els seus components lèxics són: el prefix in- (cap a dins), claudere (tancar), més el sufix -sió (acció i efecte). Per tant simbolitza l’acció de clausurar alguna cosa, inscriure-la en uns límits marcats. Generalment en el nostre camp aquesta definició s’interpreta com incloure algú en les nostres accions (projectes, treballs, propostes, etc.)

El segon anàlisi seria sobre si la persona o col·lectiu (ja inclòs) està integrat i en cas negatiu què caldria fer perquè ho estigui. Però aquesta reflexió també ens podria portar a reflexionar sobre com fixem els paràmetres de la integració. Per què, deixar de funcionar sobre uns ideals propis per passar a formar part de la normativitat i de la comunitat no és, per tant, una renúncia a la identitat subjectiva?

El primer qüestionament és un relat que ens acostuma a passar sovint en diferents àmbits en tant que guarda molta relació amb la interseccionalitat. Quan pensem en projectes, accions o idees és important que sempre tinguem present la pregunta, ens estem deixant algú? Alguna persona o col·lectiu no podrà participar de la nostra proposta?

Podríem posar molts exemples:

-    En una zona de Barcelona van crear dinars populars per fer cohesió de barri fins que es van adonar que deixaven a tota la comunitat musulmana de banda perquè no hi havia proposta alimentaria per ells.

-    Tots els actes culturals que es fan sense intèrpret de llengua de signes es discrimina directament a les persones no oients. Que els espais no estiguin adaptats a la diversitat funcional també elimina l’opció d’assistir-hi a aquest col·lectiu. 

-    Molts estudis sobre pobresa que s’utilitzen per crear polítiques públiques no tenen en compte el factor del gènere en tant que són les dones el tant per cent més elevat de persones pobres.

-    Moltes intervencions amb joves s’elaboren, es plantifiquen i s’executen sense la veu de les joves. Per tant, segur que es deixen interessos i casuístiques que impossibiliten l’accés a algunes persones.

-    Massa vegades s’implementen accions i serveis per pal·liar problemàtiques sense tenir present als involucrats. En aquest sentit, el moviment d’activisme de persones amb diversitat funcional van crear el lema “res sobre nosaltres, sense nosaltres”. 

Podríem estendre els exemples però crec que ja queda palès que és important la mirada holística i interseccional per crear espais, escenaris i territoris inclusius on tothom hi tingui cabuda independentment de les seves característiques i històries de vida.

Arribats a aquest punt llavors caldria pensar en el segon plantejament, com podem integrar. Entenc que cal una mirada introspectiva cap a un mateix i cap a l’encàrrec que rebem per repensar les accions i poder integrar les persones i/o col·lectius amb els quals treballem. És a dir que caldrà fer modificacions per permetre aquesta transició de la subalternitat cap a la comunitat normalitzadora.

Per això també em qüestiono i em pregunto si aquest pas sempre és necessari i que pot comportar per la identitat de les persones. Durant els anys 80 i 90 amb el fenomen del "barraquisme" a la perifèria de la ciutat de Barcelona van desmantellar moltes comunitats construïdes sense permisos i en la majoria dels casos es va ubicar a les veïnes en pisos construïts per l'administració pública. És a dir que van incloure aquelles persones en la reconstrucció dels barris, però no van pensar en l'acte d'integrar-les.

Alguns testimonis explicaven com els van empitjorar la vida després de perdre l'habitatge (considerada barraca) per passar a viure a un bloc de pisos. Conten que no tenien aigua corrent, però exercien una litúrgia d'anar-la a buscar a les fonts, tenien espais exteriors on cultivaven verdures i hortalisses, feien molta vida comunitària i alguns cuidaven d'animals de granja.

Quan els van derrocar els habitatges i van anar a viure a pisos tancats, moltes persones van desenvolupar problemes de salut tant física com psíquica. Perquè els van arravatar una forma de vida, una identitat subjectiva que estava ubicada en l’extraradi de la normalitat, però una normalitat que mai ha estat definida pels que no la integren. Per tant, eren envestits a una realitat que no el pertanyia tot i que les intencions eren integrar-los a la quotidianitat dels temps moderns a les grans ciutats.

Aquest exemple ens mostra com el fet d’incloure i posteriorment integrar no sempre obté els resultats esperats, precisament perquè no es dona la intersecció dels objectius dels projectes amb les necessitats reals dels destinataris. Per aquest motiu des de l’educació social reivindiquem tant la paraula de l’altre, perquè el llenguatge i el coneixement que ens transmeten ha de ser la base per començar a construir quelcom. El poder professional, les presses, la mirada normativa i voluntat d’estandarditzar a tothom pot fer que ens perdem en aquell oceà institucional que tot ho arrasa.

La dialèctica, que hauria de ser implícita en el nostre ofici, és la que ens pot diferenciar d'altres professionals. La circulació de la paraula és el fet que dona sentit i validesa a l'altre. És l'únic mecanisme que tenim per fer propostes amb i per a la subjectivitat. D'altra manera, ens podem plantejar incloure i/o integrar, però acabarem donant respostes a unes necessitats institucionals que no coincideixen amb les de les ciutadanes i, per tant, aniquilarem les històries de vida.

dijous, 16 de desembre del 2021

Las luchas confrontadas en tiempos de virus

Son tiempos convulsos para la humanidad. Todo esto nos vino sin avisar, sin turno para respuestas ni momentos para levantar la mano y preguntar. De un día para otro todo cambió y aún no logramos entender el porqué. Significaciones como las prohibiciones y las obligaciones, el miedo a morir o los confinamientos y los aislamientos se han convertido en las notas musicales de la melodía que predomina nuestras vidas. Y esta música a alcanzado un ritmo frenético, grave y delirante que mientras suena, nos encontramos anonadados en una gran sala de baile con el volumen tan alto que no permite comunicarnos. Nos hablamos, pero no nos escuchamos; el ruido es demasiado fuerte. Nos miramos incrédulos, con la bebida en la mano, esperando que algo cambie con la misma precipitación con la que empezó. Las horas pasan, la fiesta se alarga y nada cambia.

Parece que el cuento se repite una y otra vez, en diferentes contextos, situaciones y personajes, pero el hilo conductual de esta obra es semejante a las anteriores representaciones. Unos contra otros, rojos contra azules, católicos contra protestantes, aliados contra el Eje, sunitas contra chiítas, vacunados contra no vacunados … la lista es interminable.
Bandos confrontados que se establecen cada uno como veracidad absoluta y, en consecuencia, identifican a los otros como los enemigos porque precisamente cuestionan esas verdades. El ritual es idéntico e irremediablemente caemos una y otra vez en las mismas dinámicas. Tenemos un enemigo contra quien luchar porque así refuerza nuestra postura e ideales. Sin él, no tendrían sentido demasiadas cosas así que esta disputa dual es necesaria para mantener viva la fiesta que nos ciega. 

Por otro lado, todas las crisis son una oportunidad para resignificarse, para moverse y volver a encontrar nuestro sitio. Esta no es diferente y deberíamos poder hacerlo. Pero el resultado fluye hacia la misma dirección con resultados análogos. Sería momento de cuidarnos, respetarnos, agruparnos y poner las curas en el centro de todo. Es el instante donde podríamos parar la maquinaria macabra del sistema y hacerla tambalear para construir estructuras cercanas, cooperativas y justas.

Aun sabiendo todo esto seguimos señalando al divergente, juzgando al que confronta y rechazando lo opuesto. Quien tenía mucho ahora tiene más y el que tenía poco ahora tiene menos. Si lográramos parar esa música que nos colapsa y levantáramos la cabeza, podríamos ver una realidad espeluznante. Ha aumentado el precio de la luz, el agua, el petróleo, el gas, la comida, el transporte… los desahucios siguen residiendo en el orden del día, el suicidio infantojuvenil ha aumentado drásticamente y el pronóstico de la situación parece nefasto.

Mientras la música siga sonando, nosotros aguantamos la bebida esperando que todo pase, esperanzados que podremos volver a la misma fiesta que antes.  



Imatge: https://ryanlintott.com/an-equation-free-explanation-of-machine-learning/

dijous, 2 de desembre del 2021

Carta oberta a les estudiants d'Educació Social

Aquesta setmana participava com a ponent en una conferència a la Universitat de Barcelona en el grau d’Educació Social on les estudiants relataven malestar amb relació a la distància existent entre la teoria i la pràctica.

Demanaven que a la Universitat es treballin temes més actuals perquè la sensació és que aquest allunyament entre el que és teòric i la quotidianitat cada cop és més extens. Feien seves les demandes d’incloure la perspectiva de gènere, el llenguatge inclusiu, etc. a la vegada que demanaven més recursos per saber com acompanyar a les persones que atenem en el nostre ofici. Si em permeteu la gosadia, aquí us deixo la meva opinió sobre aquests temes.

Estimades futures educadores socials: (i dic estimades perquè la majoria sou i/o us considereu dones) 

La nostra professió és molt jove, té poc recorregut històric i encara tenim pocs referents “purs” que ens parlin de l’educació social com una ciència o com un ofici particular. Venim d’un entramat de formacions i professions com són la pedagogia o la psicologia social i això cal que ho tinguem present perquè ens hem d’emmarcar en aquest “d’on venim”. Oblidar el passat seria desastrós pel nostre present i futur.

A poc a poc i a mesura que moltes companyes han anat visibilitzant la professió, des del camp pràctic i també des del camp acadèmic se’ns va reconeixent, però d’una forma diluïda. En general tenim la sensació que ningú sap què fem i potser és perquè hem assumit un ventall d’encàrrecs massa ampli. Ens han donat la missió d’habitar l’extraradi i la subalternitat essent al costat d’aquelles persones que encarnen les conseqüències d’un sistema injust i desigual. I moltes vegades sense recursos i dins d’institucions, serveis i entitats que més aviat són a la banda de les dinàmiques macabres del sistema.

Atenem a persones sense llar, persones amb diversitat funcional, persones amb experiència pròpia en salut mental, persones migrades, infants i adolescents en situació de risc d’exclusió, etc. I dins de cada col·lectiu tenim lloc a distints dispositius amb estructures i energies molt remotes. Això fa que anem perdudes incloses nosaltres mateixes. És normal, no us culpeu perquè no és responsabilitat vostra. Aquesta situació no és casual, la fragmentació del sector d’atenció a les persones és la materialització del lloc que ocupen els residus del capitalisme; en llocs dividits, precaritzats i desdibuixats en un marc institucional difús i complexa.

Transitar per aquests marges és perillós, perquè adquirim i assumim que les qüestions que tractem no són purament biològiques o subjectives. Estem cridant a veu alçada que la pobresa, la salut mental o els desnonaments no són patrimoni únic de la persona que ho viu, sinó que formen part del conglomerat social, cultural i polític, per tant, la societat en té part de responsabilitat. Això, companyes no sempre és fàcil de digerir. Posem el dit a la llaga i diem que atenem massa situacions que no haurien de passar, que si el sistema en el qual vivim fos més amable i curós no intervindríem des de la urgència i la desesperació, sinó que podríem realment ser-hi des de llocs més profunds i respectuosos.

Dit tot això i vinculat amb com podem acompanyar davant d’aquesta conjuntura us voldria dir el següent. No és senzill i probablement no ho serà en un termini curt de temps. Cap estudi acadèmic us prepararà per al que us podreu trobar, perquè les vivències ens impacten de formes diferents a cada una de nosaltres. No tenim varetes màgiques, ni solucions immediates ni resposta a tot. Doneu-vos temps i marge per anar assumint tot allò que us passa. Donar i permetre’s temps és un acte revolucionari quan la immediatesa i la volatilitat envaeixen l’imaginari col·lectiu.

També dir-vos que en l’acte d’acompanyar irremeiablement viureu la circumstància on els protocols i les guies us orientaran, però us trobareu soles davant de l’altre i el vincle que hi pugueu establir dependrà de la vostra mirada. Amb això haureu d’anar convivint perquè són premisses que formen part de la vida. Les professionals també som vulnerables i ens hem de cuidar acceptant els nostres límits i les nostres possibilitats d’actuació. Per tant, crec que el millor regal que podeu oferir a les persones amb qui treballeu és que estigueu bé amb vosaltres, que us sentiu a gust amb el vostre cos, amb la vostra forma de viure i us deslliureu dels prejudicis que portem totes a sobre. Si aconseguiu fer això, segurament podreu atendre les persones des de posicions molt més respectuoses perquè acceptareu el que us trobeu tal com us vingui.

Per acabar, dir-vos que el nostre ofici és meravellós i si ho volem està ple de vida. Nadem a contracorrent i a vegades l’esforç es fa feixuc, però si aixequem la vista veurem que estem rodejades d’altres companyes que neden al nostre costat; aprofitem aquesta inèrcia per generar contextos més humanitzats i propers.  

L’educació social és necessària, precisament perquè és un dret de la ciutadania. Fem-la valer.   




dilluns, 26 de juliol del 2021

Una aproximació antiproductivista a la concepció del temps

 

El temps ocupa els primers llocs de l'escala de valors en la majoria de les persones. Expressions com: si tingués més temps faria més coses o el temps és or són molt comunes en el nostre dia a dia. Potser és perquè el temps no es pot recuperar, és quelcom que s'escapa del nostre control i avança independentment del que passi. En un món on s’intenta controlar absolutament tot i on la gestió de la vida s’ha procurat injectar fins al mínim detall, el temps es converteix en revolucionari.

S'ha escrit molt sobre aquest concepte, sobretot pensadors com Plató, Aristòtil o Newton i també molts altres autors contemporanis. La física també s'ha posicionat en la noció d'espai – temps, donant lloc a extenses consideracions sobre aquesta temàtica.

Per a mi, el temps ens dóna estructura. Un segon està inscrit en una hora, una hora està inscrita en un dia, el dia ho està en una setmana, la setmana al mes, el mes a l'any i així infinitament i circularment. Mentrestant, el sol i la lluna s'alternen la presència, canvien les estacions i els planetes del nostre sistema solar van orbitant al voltant de l'astre rei. Als humans, això ens ofereix seguretat perquè podem emmarcar la nostra vida en aquesta estructura. Podem planejar, idear i fantasiar estant segurs que tota aquesta disposició temporal succeirà.

Però el liberalisme i el nostre sistema econòmic i cultural li han posat preu i consciència al temps. Preu en funció de la nostra capacitat productora i consumista. És a dir, el nostre temps es valora en relació al que podem produir o consumir. I consciència perquè el temps d'oci o de treball s'ha d'ocupar amb tasques, activitats o quefers per a no parar. La consciència que ens recorda que parar no és bo i no ens convé perquè entrem en recessió, en crisi personal, social i/o econòmica. Si el país para, s'enfonsa i si una persona para, es deprimeix.

Potser perquè la vida actual és insostenible, perquè no ens suportem, perquè no aguantem el dolor que causen les nostres accions o la nostra manera de viure. Potser perquè el capitalisme ho ha envaït tot, pensant que tot serà infinit i que la vida en el planeta serà eterna. Potser perquè hem tapat tota la misèria comprant coses que no necessitem, i quan no podem fer-ho, entrem en crisi.

Des de l’educació social tenim un privilegi, podem oferir el nostre temps. Podem estar al costat dels altres sense més intenció que ser-hi. Perquè tots i totes necessitem ser sostinguts en algun moment de la vida i això requereix temps i presència. En un moment històric on la volatilitat és extrema i la immediatesa és el refugi del malestar, oferir temps és un dels regals més grans que podem concedir. Temps per escoltar, temps per estar, temps per ser-hi.

La nostra professió, ben pensada, pot oferir temps per acompanyar no només aquelles vides subalternes, de la perifèria del fang i la misèria. Si no que podem oferir-nos a la ciutadania, dins i fora de les institucions, per arribar a tothom qui ho desitgi. Perquè l’educació social és una professió ideada per estar amb la comunitat, i el que diré ara és una opinió personal, també per humanitzar un món deshumanitzat.

Per sort, sempre ens quedarà la seguretat inequívoca que el temps, passi el que passi, avançarà.

dijous, 1 d’abril del 2021

Crítica al modelo biopsicosocial

 El modelo biopsicosocial fue propuesto por Engel y supuso un golpe duro para la academia biomédica en tanto que mostró como el sufrimiento y la enfermedad están intervenidos por múltiples factores de la estructura humana, que van desde lo molecular hasta lo social.

Si analizamos este modelo, que fue presentado en los años setenta, vemos como su evolución ha abierto puertas que habitaban obstruidas y encalladas desde hacía mucho tiempo por fuertes corrientes médicas reduccionistas en su interpretación de la salud.

Y desde el campo social, debemos reconocer ese esfuerzo por dar lugar a “lo social”.  Porque siempre ha existido aunque observado como una reducción periférica que aporta un conocimiento secundario y a veces irrelevante. Pero mi intención es hacer una lectura, para ver que incluso en el modelo biopsicosocial, lo social queda en último lugar. Primero lo biomédico, segundo lo psicológico y tercero lo social.

Podría parecer sólo una casualidad gramatical, pero sería muy extraño entendiendo que para elaborar su paradigma Engel se basó en la Teoría General de los Sistemas, donde el orden es un factor importante para interpretar los datos que nos muestran los sistemas.  Así, vemos otra vez como se menosprecia lo social, aunque por primera vez se le nombre y se le dé un lugar en la definición del sufrimiento y la enfermedad. 

A diferencia de lo biomédico, lo social es impredecible, es dinámico, es volátil y por lo tanto difícil de cuantificar. Por esto está en la última posición. Porque no responde a los criterios positivistas del modelo biologicista, donde la correlación de causa – efecto es el dogma que impera.  Lo social es más complejo, porque interactúan demasiadas variables que pueden alterar el resultado de una misma situación. Y además, nos muestra las consecuencias visibles de sistemas (políticos, económicos, sociales, etc) que dañan a la humanidad y que la hacen enfermar. Así, es más fácil aceptar que el ser humano padece solo por culpa de virus, genes y moléculas erróneas y neurotransmisores que no funcionan que no por sistemas que asfixian, extenúan y discriminan.

Incorporar lo social en la mirada de la salud tiene que ver con analizar y observar como factores comunitarios y sociales interfirieren en su bienestar. Es decir que tenemos que dar el lugar a las causas sociales y familiares en esta compresión, porque las redes de apoyo en la comunidad, las situaciones familiares, laborales, económicas, habitacionales, etc. afectan gravemente a las situaciones de salud.  

Y si vamos más allá, ¿dónde queda lo espiritual? No se le da lugar en ningún momento. Si lo social es visto a veces como algo imposible de comparar con la ciencia pura de la medicina clásica, lo espiritual aún lo trasladan más lejos, a lugares de chamanismo y brujería donde lo único que reina en esos parajes es la fe.

Creo que deberíamos replantearnos, si esto que estamos tan acostumbrados ahora de ver como los proyectos y las entidades incorporan la mirada biopsicosocial, realmente han hecho ese movimiento en el alma de los servicios y los profesionales, para entender la complejidad del ser humano y ofrecer territorios y escenarios donde (auto)comprender la salud como una cuestión ampliamente holística. Y eso se puede concebir facilitando el lugar legítimo que corresponde a las personas que atiende el mundo social, el lugar de pertenencia en el mundo y en todos los sistemas que habitamos. Un lugar de decisión sobre nuestras vidas, de respeto por las decisiones y opiniones y sobretodo de reconocimiento subjetivo.

dimecres, 17 de febrer del 2021

Educación social y el concepto de “usuario”

Hace tiempo que vengo pensando en este tema y entiendo que como colectivo, la educación social aun no lo tenemos resuelto (como muchos otros).

Según http://etimologias.dechile.net/ la palabra usuario viene del latín usuarius (vinculado a un uso de algo) formado con el sufijo -arius sobre el vocablo usus (uso) y este nombre derivado del participio del verbo uti (tener trato con una persona)

Es decir que nos refriere a que usamos algo y en nuestra materia casi siempre es un servicio relacionado con el trato con personas. Visto así, esta palabra no debería tener más connotación que la configuración de esa relación entre alguien que usa un servicio y alguien que lo ofrece.

Pero como sabemos muy bien, en la educación social y en el campo antropológico,  nada es tan sencillo como parece.

En primer lugar, lo primero que hay que indagar es el poder de colocación y subyugación que adquiere esa palabra. Es decir, en la relación socioeducativa la palabra usuario emplaza “al otro” en el lugar del que no sabe, del que es atendido, del que espera una respuesta. Esta concepción choca frontalmente con la idea de acompañamiento social en tanto que se pretende situar las dos partes en un plano igualitario donde se construye un diálogo conjuntamente. Si utilizamos lo que Martin Correa llama el saber profano como elemento clave en la relación socioeducativa, nos tendremos que desprender, casi por obligación, de aquellos saberes que imposibilitan la reciprocidad entre los dos sujetos de la acción. Así, yo podría ser usuario de un transporte público porque precisamente no hay esa voluntad bidireccional de intercambio subjetivo. Yo pago y accedo a un servicio, lo uso y por lo tanto soy usuario.  

Pero en la educación social esto no debería ser así porque nuestra figura no puede someterse a los funcionamientos macabros de la producción y el consumo. Porque entonces pasamos a ser meros aparatos del transporte social, llevando a personas de un lugar (físico o simbólico) a otro. Sin importar el contenido, ni las formas ni los contextos. Dejando de lado aquello que hace distinta a nuestra profesión, que es la forma en que construimos la relación con el otro.

Por otro lado, también creo que deberíamos empezar a reflexionar sobre aquello que tanto nos gusta hablar; de la desinstitucionalización. La educación social hasta ahora como norma general emerge en contextos institucionalizados. Es decir, en espacios con unas normas de acceso, de funcionamiento y de huida muy claras y sometidas a unas estructuras visibles e invisibles. Esto nos proporciona seguridad y tranquilidad porque nos permite desenvolvernos sabiendo que tenemos un marco institucional que nos protege. Nos revela el camino y de esta manera es más fácil y asumible hacer el viaje.  En este marco la palabra usuario tiene mucho sentido.

Pero lo verdaderamente arduo es salirse del recorrido y caminar por terrenos desconocidos, excluidos y desechados donde no sabemos qué puede pasar y ni tan siquiera saber a dónde vamos a llegar. Eso no es tan reconfortante ni tan seguro. Pero creo que sería en este contexto donde una persona no podría ser “usuaria” de nada, porque el intercambio de saberes se daría en un escenario de igualdad y correlación entre los sujetos. Allí podría darse una educación social fuera de la institución creando relaciones verdaderamente igualitarias y el acompañamiento social germinaría con todo su potencial.

Pero todo esto no hace que abrirme más preguntas que dan vueltas en mi imaginario. ¿Podemos intervenir des de una posición ética en instituciones cerradas? ¿Podemos dejar de hablar de usuarios en los servicios de atención a las personas?

Será difícil responder a todo, pero creo importante empezar a hacernos preguntas. Porque cuestionarnos, igual que el afecto, también es una arma revolucionaria.