Volvemos a 1984 de George
Orwell. Y perdón por repetirme pero es que la información aumenta y la
indignación me supera. Estuve viendo el programa de Salvados, ya que trataban
sobre el tema del control tecnológico, y como ya es sabido, me produce un inquietante
interés. Esperaba encontrarme con testimonios que verificasen el espionaje que
realizan las empresas a los consumidores pera mejorar sus ventas, pero esto ya
era de mi conocimiento. Lo que realmente despertó mi atención fue la
demostración que nos ofreció un hacker informático. Explicó como uno de los
trucos más sencillos era el acceso a la información privada de otra persona. En
un abrir y cerrar de ojos consiguió las contraseñas, las llamadas, las
ubicaciones, los mensajes y toda la información almacenada en un terminal
ajeno. Todo esto aún me da más motivos por huir de las redes sociales y de
salvaguardar la información más personal fuera de los núcleos tecnológicos.
Aunque utilizo estos medios, como este blog, para difundir mis pensamientos e
ideas, lo hago conscientemente de que puede llegar a cualquier persona. En este
punto observo como las empresas nos investigan para conocer nuestros hábitos de
consumo, las fuerzas de seguridad aplican métodos ilegales de control y encima
tenemos a nuestro alcance el poder de desnudar a nivel informativo a cualquier
usuario de las nuevas tecnologías. Estos hechos nos muestran el lado oscuro del
progreso. Podemos vivir interconectados en todo momento, atentos a mucha
información las 24h, hacer cualquier tramite, compra o consulta con un teléfono
móvil. ¿Pero a costa de qué? Yo creo que
a costa de perder nuestro derecho a la privacidad, a aceptar que somos simple mercancía
que reacciona a unos estímulos comerciales, y a ser manipulados
inconscientemente.
¿Y cómo afecta esto a la
educación? Los niños y niñas ven todo este entramado como normal y lógico. Se
ha creado la necesidad de tener que contar nuestras vivencias a las múltiples
amistades superficiales que genera Internet, y hacerlo al momento para no
quedar excluido socialmente. Pero esa es su realidad. Su entorno se mueve así y
como seres sociales que somos se adaptan al medio cultural para sentirse
integrados. Veremos como toda esta nueva forma de relacionarse modifica la
manera en que convivimos los humanos. Donde se perderá la calidez de las
relaciones, donde las miradas de complicidad se evaporan y donde todo fluirá a
través de la seguridad que ofrece una pantalla. Aún así, como dice Arcadi
Oliveres, “aún hay esperanza”. La esperanza de que todo aquello humano y
vivencial florezca por encima de lo superfluo y tecnológico. La esperanza de
que algún día la vida humana valga más que el dinero, el progreso y el poder.
Hubo un hombre, que NO comparto
sus métodos, pero si algunas de sus ideas. Se hacia llamar Unabomber. Hizo
cosas, que vuelvo a decir, NO comparto, pero escribió un manifiesto en donde
relacionaba las tecnologías con la esclavitud del ser humano desde la
perspectiva de la alienación, tal y como Marx relacionó la del hombre con el
trabajo. Unabomber argumentó que si seguíamos este nivel de desarrollo seria
inevitable la alienación absoluta del ser humano a las maquinas. Y no iba
desencaminado, pero estoy seguro que ni él con su manifiesto ni George Orwell
con 1984 se podían imaginar que caeríamos en esta esclavitud tecnológica del
control llegado a tal punto que aun nos creemos los verdaderos dueños de
nuestra información.
Des de la perspectiva pedagógica
las nuevas tecnologías nos pueden ofrecer posibilidades infinitas de trabajo,
incluso nos pueden facilitar la conexión del educando con su entorno social y
cultural, pero en nuestras manos recae la responsabilidad de advertir y enseñar
a hacer un uso racional, de no depender de ellas y sobretodo de anteponer las
relaciones humanas a las tecnológicas.
Un amigo mío, como critica a mi
reflexión, me decía que para personas con dificultades de integración social
debido a deformidades físicas o patologías psíquicas, Internet les ofrece la
posibilidad de relacionarse y establecer amistades con una cierta seguridad.
Comparto su opinión, pero entiendo que ese seria un uso racional y positivo de
las redes sociales ya que ofrecen posibilidades nuevas a sujetos con
dificultades para relacionarse. Por lo tanto no comprendo ese hecho como un
acto alienante del ser humano, sino todo lo contrario, como una herramienta
liberadora. Aun así, se corre el riesgo que en estos casos se caiga en una
alienación en cuanto que el sujeto se enquiste en esa posición cómoda y anónima
que ofrece Internet. Así que usaría, en estos casos, la red como medio para
iniciar prácticas comunitarias en donde poder ofrecer a los sujetos un espacio
real con condiciones de comodidad y seguridad similares a los encontrados en
las nuevas tecnologías. Así, paulatinamente abandonaría i minimizaría su uso
para relacionarse a favor de las relaciones materiales y vivenciales y
potenciar el valor humano que todos llevamos dentro.