Anoche,
en el programa Salvados, diferentes agentes del mundo educativo de secundaria
(institutos) exponían la opinión sobre algunos temas relacionados con la
educación. Había familias, alumnos y profesionales. Después de verlo se me
abrieron diferentes reflexiones.
Por
un lado, me aterroriza la idea que personas de 16 años tengan que tomar
decisiones vitales sobre su futuro. Tienen que cuestionarse y decidir que
quieren estudiar, de que esperan trabajar y con el peso encima de elegir bien
por un futuro prometedor.
En
realidad no veo mal que se promuevan meditaciones entorno al futuro de uno
mismo, ni tan siquiera el tener que entrar en ideas abstractas para conocerse
mejor. Personalmente preferiría que descubrieran experiencias para conectar con
el presente, pero no está de más de vez en cuando crear una mirada a la vida
con vistas al futuro. Pero esto queda muy lejos de lo que está pasando. Se están
generando prospecciones de futuro de una vida imaginaria, y viendo el
documental solo se entreveía la visión del dinero como máximo objetivo. Por eso,
en esas decisiones entran en juego el “que esperan de mí” o “que es lo
socialmente aceptable” y sobretodo la sentencia de elegir ser un fracasado o un
triunfador. Una chica decía firmemente que su gran pasión es el teatro pero no seguirá
ese camino porque no tiene salida.
En
esto, vinculo un mensaje muy peligroso en el mundo social y educativo: la responsabilidad
de uno mismo. En una sociedad neoliberal la persona es la única responsable de sus
actos y por lo tanto tiene que asumir las consecuencias. En el ámbito escolar
el alumno también es librado a los efectos de sus actos. En la práctica esto se
traduce en: si no estudias es porque no quieres.
Esto,
esconde el riesgo de omitir otras dificultades más ligadas a las desigualdades,
a la diversidad y al respeto por los diferentes ritmos de crecimiento. Nadie
parte de la misma situación, e incluso con las mismas características (sociales,
económicas, culturales, familiares, etc.) cada persona adquiere unas
necesidades dispares. Por eso el capitalismo nos deja solos. Como culpables de
nuestra situación. Cuando ya es bien sabido que el fracaso escolar, los
problemas de salud mental o la aparición de ciertas enfermedades van
estrechamente ligadas a situaciones de pobreza y de desigualdad.
Tampoco
podemos negar que el reflejo en que basan sus idearios es el que hay. Una
realidad marcada por lo material y por la consecución de objetivos en relación al
dinero. Una cultura del esfuerzo, una tierra de las oportunidades donde quien
no logra sus objetivos es porque no quiere. Un escenario de lo inmediato y lo volátil.
Todo dura poco y con mucha intensidad. Así, ¿cómo podemos ofrecer miradas más
centradas en lo que uno necesita en vez de lo que se espera de él? Cuando lo
que rodea a los y las adolescentes son bombardeos de imágenes, ideas, palabras
y conceptos centrados en ideas de futuro y en lo material.
Otra
de las cosas que hablaron es de la visión de los padres hacia los hijos. Algunos
vivían como un fracaso la idea que su hijo/a no vaya a la universidad. ¿En qué
momento nos hemos perdido, para focalizar nuestros logros y fracasos personales
en la vida de otras personas? ¿Por qué seguimos empeñados en que solo hay un
camino certero para la vida?
En
conclusión, creo que nuestra educación necesita una metamorfosis práctica y
conceptual. Una evolución hacia el respeto en cuanto a ritmos, decisiones y voluntades
de cada uno. Una libre presentación del saber y sobretodo una manera más comunitaria
de entender la pedagogía. Todos somos agentes pedagógicos y cualquier espacio y
persona puede ser una fuente de conocimiento. Pero si estos espacios de “lo
común” son abarrotados y saturados de miedos, prospecciones de futuro
sentenciadoras e ideales de vida inalcanzables, seguiremos induciendo a la
consecución de nuestra sociedad neoliberal, positivista y deshumanizada.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada