Después de la publicación del barómetro del CIS sobre la
valoración de nuestros políticos, ha sido imposible no percatarse, a nivel
general, de la debilitación del nexo entre políticos y ciudadanos. Dada la
situación socio-política y económica estas cifras no muestran nada nuevo, sino
que remarcan el malestar general y refrescan el lema “no nos representan”. Pero
en todo ese mar de cifras hay algo que quisiera destacar, la posición en que sitúan
a nuestro amigo y seguidor incondicional de este blog, José Ignacio Wert. Ha
logrado una puntuación de 1,4, arrastrándolo a la última posición, una merecida
y lograda última posición. Para que él lo comprenda, es el último de la clase. Creo
que sus actuaciones como Ministro de Cultura y Educación se reflejan
generosamente con un 1,4, si por mí fuera ni lo nombraría en ese barómetro.
Pienso que el mundo cultural, educativo y pedagógico se debilita con figuras
tan dogmaticas, autoritarias y nefastas.
Nuestro sistema educativo afronta, des del año 1970, su séptima
reforma, degradando lo pedagógico hacia caminos oscuros dónde el neoliberalismo
y la moral conservadora destruyen lo vivencial y educativo. Se pretenden instaurar
más elementos segregadores y excluyentes, favorecer la competitividad y
promover un higienismo pedagógico dónde se vayan descartando a los alumnos que
no sirven, a lo largo de la trayectoria de vida escolar. Podríamos comparar esta
reforma con el largometraje Gattaca, en dónde persiste una clara y injusta separación
entre humanos genéticamente perfectos y los demás. El nuevo proyecto, la
denominada Ley Wert, persigue el mismo objetivo, ir descartando, mediante pruebas
en cada ciclo, a los alumnos que no las superen. De esta manera encasillamos
más a los sujetos, que por sus características bio-psico-sociales no son
capaces de llegar al nivel exigido. En realidad solo se valorará la capacidad
de vomitar unos contenidos en un papel, dejando de lado la situación social,
familiar y personal, la propia evolución, los intereses y motivaciones y todo
aquello que nos define como seres humanos únicos e irrepetibles.
Otro punto clave de esta reforma es el ámbito lingüístico,
donde haciendo referencia al modelo de inmersión lingüística aplicado en
Catalunya, pretenden españolizar a los alumnos catalanes. Más allá de la
vanidad y del sinsentido de estos comentarios, quiero hacer hincapié en el carácter
político e ideológico de esta ley. En este sentido observo que la reforma es un
contragolpe a una lucha ideológica entre los mandatarios del Estado con los de
la Generalitat catalana. Pero olvidamos que estamos hablando de una reforma
educativa que afecta a la población más joven, entendiendo que son la base del
futuro de nuestra sociedad. Y se está utilizando la educación como arma en una
guerra política dónde seguro que los perdedores serán los educandos. En Finlandia
llaman “la generación perdida” a aquellos que les cogió en etapa educativa los
recortes en este sector. Yo me pregunto cuántas generaciones hemos perdido ya. Aquí,
demostrando una enorme inmadurez política y social infravaloramos las consecuencias
que supone implantar un modelo pedagógico como el propuesto. Imagino que es lo
que buscan, instaurar un sistema que evite en un futuro mentes críticas y
despiertas.
Pero también hay lugar para la esperanza, porque somos
muchos los que no acatamos, los que reflexionamos y hacemos de nuestra profesión
un ejercicio crítico con lo establecido. Al fin y al cabo quien está al pie del
cañón somos nosotros.
Para finalizar, quisiera recordar unas palabras de
nuestro Ministro favorito, en que decía que si alguien no superaba un 6 de
media, sería mejor que se planteara estudiar otra carrera. Amigo Wert, te ha
puesto un 1,4…
Siempre es un placer leerte y resulta reconfortante saber que hay más personas que se encuentran en este mismo barco de ser críticos con las medidas políticas que se toman en el ámbito educativo. Pienso como tú que la educación es una moneda de cambio en los conflictos políticos y que, sin duda, estamos dejando perder muchas generaciones.
ResponEliminaCreo que voces como la tuya deberían ser oídas en todos los ámbitos y que como ciudadanos de a pie empecemor a reclamar que las figuras que nos representan en el poder sean algo más que tecnócratas o burócratas de traje y corbata. Necesitamos humanistas, personas que no solo representen ideas, sinó personas, seres humanos. El compromiso, nos olvidamos, no puede ser más fuerte con las teorías y las ideas que con las personas que vivimos y convivimos en un determinado estado. Las ideas están vacías, sinó contemplan la humanidad. El PP es el mejor ejemplo de cuerpo político desnudo de humanidad, despersonalizado y homogeneizador. Sin duda, el mal del cual adolecen, es un mal que quieren extender entre nosotros. Y, sin duda, las personas nos tenemos que alzar en contra de esta avalancha de ideas vacía de humanidad.
Del ministro Wert, prefiero no hablar.
¡El placer es mío! Gracias por participar de estas ideas, creo que es necesario crear estos ambientes críticos y reflexivos para generar ideas alternativas a lo impuesto. Tienes razón con lo del Ministro, mejor ni hablar de él aunque a veces se haga difícil…
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